Día Mundial del Cáncer de Próstata
Cada 11 de junio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Próstata, una fecha que busca visibilizar la importancia de la detección oportuna, el acceso a los servicios de salud y la prevención en torno a una de las principales causas de muerte por cáncer en hombres. El cáncer de próstata es una enfermedad en la que se forman células malignas en los tejidos de la próstata, una glándula del aparato reproductor masculino ubicada debajo de la vejiga y delante del recto. En sus etapas iniciales suele no presentar síntomas, lo que refuerza la importancia de los estudios preventivos periódicos. Los principales factores de riesgo para desarrollar cáncer de próstata son dos: la edad y los antecedentes familiares. El riesgo aumenta significativamente a partir de los 50 años y se duplica si el individuo tiene un familiar directo que haya padecido esta enfermedad. Además, algunos estudios han identificado una relación entre mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 y un incremento en la probabilidad de desarrollar esta neoplasia maligna (1). Otros factores de riesgo pueden incluir una dieta rica en grasas animales, obesidad y el sedentarismo, aunque estos aún se encuentran en estudio.
A nivel nacional, el cáncer de próstata es la primera causa de muerte por tumores malignos en hombres mayores de 50 años. De acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2022 se registraron más de 7,900 defunciones por esta causa en el país, lo que representa un promedio de 22 muertes diarias. En el Estado de México, esta cifra ascendió a 1,816 defunciones tan solo en ese año, lo que coloca a la entidad como una de las más afectadas a nivel nacional (2). El análisis por edad muestra que la mayoría de los casos se concentran en hombres de 65 años o más, grupo etario que presenta las tasas más altas de mortalidad. Esto coincide con la literatura médica internacional, la cual señala que el envejecimiento es el factor de riesgo más determinante (1,3).
La prevención, sin embargo, sigue siendo una asignatura pendiente en la salud pública mexicana. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), la asistencia de la población masculina a servicios médicos preventivos es baja en comparación con la femenina. Solo el 29% de los hombres reporta acudir regularmente a chequeos médicos, y la proporción disminuye aún más cuando se trata de pruebas específicas como el antígeno prostático específico (PSA) o el tacto rectal, especialmente en zonas rurales y entre varones menores de 60 años (4). Esta situación se ve agravada por factores culturales y estigmas asociados a las prácticas de detección, así como por barreras estructurales como la falta de cobertura médica o tiempos prolongados de espera. En el Estado de México, por ejemplo, aunque existen campañas de detección oportuna y unidades médicas de primer nivel equipadas para realizar pruebas diagnósticas, su aprovechamiento sigue siendo limitado.
Para revertir esta situación, se requiere una política pública integral que fortalezca la promoción de la salud masculina, incentive la realización de estudios preventivos y elimine las barreras socioculturales que impiden el acceso oportuno a los servicios. En este sentido, la detección temprana desempeña un papel fundamental. Las guías clínicas nacionales e internacionales recomiendan iniciar los estudios de tamizaje a partir de los 50 años, o desde los 45 si existen antecedentes familiares. Estas pruebas incluyen la medición del antígeno prostático específico (PSA) en sangre y la exploración física mediante tacto rectal, técnicas que, aunque no infalibles, ayudan a identificar cambios sospechosos que justifican estudios complementarios como la biopsia prostática (5). La detección oportuna puede reducir significativamente la mortalidad, ya que facilita el inicio de tratamientos curativos en etapas localizadas, cuando las probabilidades de éxito son más altas.
En cuanto al acceso a tratamientos, los avances terapéuticos en México han contribuido a diversificar las opciones médicas disponibles, como la cirugía, la radioterapia, la hormonoterapia y, en casos más avanzados, tratamientos dirigidos o inmunoterapia. No obstante, la disponibilidad y acceso a estas terapias continúan siendo desiguales entre las diferentes entidades federativas. Por ello, es fundamental fortalecer los mecanismos de referencia desde el primer nivel de atención y asegurar el seguimiento continuo de los casos diagnosticados.
Fuente:
- American Cancer Society. Risk factors for prostate cancer. 2023. Disponible en: https://www.cancer.org/cancer/prostate-cancer/causes-risks-prevention/risk-factors.html
- Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Defunciones registradas por tumor maligno de la próstata. 2023. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/app/tabulados/interactivos/?pxq=mortalidad_Mortalidad_06_d693a28d-07f6-4d7f-8d94-e7526498557b
- Mayo Clinic. Prostate cancer – Symptoms and causes. 2023. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/prostate-cancer/symptoms-causes
- Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022. Instituto Nacional de Salud Pública. Disponible en: https://ensanut.insp.mx
- Secretaría de Salud. Guía de Práctica Clínica: Diagnóstico y tratamiento del cáncer de próstata. México: CENETEC-Salud; 2021. Disponible en: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/579963/GPC_Prostata_2021.pdf
